La confesión, por Manuel Peyrou

En la primavera de 1232, cerca de Aviñón, el caballero Gontran D’Orville mató por la espalda al odiado conde Geoffroy, señor del lugar. Inmediatamente confesó que había vengado una ofensa, pues su mujer lo engañaba con el Conde.

Lo sentenciaron a morir decapitado, y diez minutos antes de la ejecución le permitieron recibir a su mujer, en la celda.

-¿Por qué mentiste? -preguntó Giselle D’Orville-. ¿Por qué me llenas de vergüenza?

-Porque soy débil -repuso-. De este modo simplemente me cortarán la cabeza. Si hubiera confesado que lo maté porque era un tirano, primero me torturarían.


Manuel Peyrou (San Nicolás, 23 de mayo de 1902 - Buenos Aires, 1 de enero de 1974). Se graduó en la Facultad de Derecho, de Buenos Aires en 1925, pero nunca ejerció la abogacía. En 1935, con su cuento "La noche incompleta", inició su colaboración en La Prensa, diario cuya redacción pasó a integrar poco después, primero como redactor y, luego, como editorialista e integrante del suplemento literario, función que cumplía al alcanzarlo la muerte.

Conoció a Jorge Luis Borges en la década de 1920. Fue uno de sus más íntimos amigos. Sus primeros libros fueron La espada dormida, cuentos policiales publicados en 1944 (premio Municipal), y la novela El estruendo de las rosas, también de índole policial, publicada en 1948. Fue Borges quien lo vinculó con Sur y le encargó la sección de crítica cinematográfica en Los Anales de Buenos Aires, revista que el autor de El Aleph dirigía y desde la que dio a conocer los primeros trabajos de escritores que, con el transcurrir del tiempo, llegaron a ser nombres significativos de nuestra historia literaria; uno de ellos: Julio Cortázar.

Publicó La noche repetida, cuentos; en 1957, Las leyes del juego, novela a la que se adjudicó el Tercer Premio Nacional; en 1959, El árbol de Judas, cuentos distinguidos con el premio Ricardo Rojas; en 1963, Acto y ceniza, novela; en 1966, Se vuelven contra nosotros, novela, Segundo Premio Municipal; en 1967, Marea de fervor, cuentos; y en 1969, El hijo rechazado, novela, Segundo Premio Nacional de Literatura. Peyrou obtuvo también la Medalla de Oro del Consejo del Escritor correspondiente al decenio 1951-1960 y el Primer Premio en el Certamen Nacional de Cuentos que realizó, en 1956, la Dirección General de Cultura por su cuento La desconocida. Los cuentos policiales de Peyrou figuran en varias antologías argentinas y extranjeras.

Preocupado por la realidad política del país y por la decadencia de las costumbres, registró en sus novelas, sin ninguna complacencia, las formas negativas del devenir político argentino, y los conflictos de las psicologías sociales para abordar a través de ellos la novela de testimonio y denuncia.

Existe otro rasgo de su personalidad literaria -y también humana- que no es posible soslayar: su amor por Buenos Aires. Este admirador de la literatura inglesa gustaba describir en su obra cosas y hechos de esa ciudad, sobre todo la zona del centro, de la que era un permanente y encariñado caminador.

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